martes, 3 de julio de 2012

Crecemos cada vez más sin alegría, y son muchos más  los que se suman a este despilfarro de los años.
Yo por momentos me animo a diferenciarme de eso...Pero por lo general, soy tan igual. Tan triste, tan apagada, tan gris.
Me salva igual, tener dentro mío el don de la sabiduría para reír.
Buscar permanentemente en mi humor, junto a una dosis de ingenio,eso que me distingue y me llena de magia.
Sin alegrías las ideas pueden ser mortificantes, pueden transformarse en venganzas escatológicas.
Ojala seamos más alegres.

1 comentario:

  1. Zas, zas.
    Que crecer nos haga dar frutos y/o florecer, no marchitarnos, que para eso siempre habrá tiempo después.
    Si hay algo a lo que le temo es a perder la alegría, el humor, la poesía, el lado amable de las cosas... todo eso que veo ausente en tanta "gente grande". Por eso hay que saber empatizar con las jóvenes vidas, para re-aprender la gracia de lo sencillo.
    Vamo' arriba, compañera.
    (igual, con este día horrible, estar alegre es una proeza).

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