sábado, 7 de julio de 2012


Un cronopio se recibe de médico y abre un consultorio en la calle Santiago del Estero. En seguida viene un enfermo y le cuenta cómo hay cosas que le duelen y cómo de noche no duerme y de día no come.
-Compre un gran ramo de rosas- dice el cronopio.
El enfermo se retira sorprendido, pero compra el ramo y se cura instantáneamente. Lleno de gratitud acude al cronopio, y además de pagarle le obsequia, fino testimonio, un hermoso ramo de rosas. Apenas se ha ido el cronopio cae enfermo, le duele por todos lados, de noche no duerme y de día no come.




Muchas veces ofrecemos a los otros, con total agradecimiento y amor, nuestra fortaleza, lo que nos hace bien. Lo peor de ello, es que lo hacemos sin dudar. A pesar de la debilidad que ese acto atrae.


Un error? O acaso el amor  pueda ser, como contraer una enfermedad?

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