viernes, 30 de noviembre de 2012

Tan poco de nosotros

La imaginación flota, sube y suele esparcirse. Se adueña de cada subjetividad, de cada parte racional, de cada centimetro de coherencia. Y nos sumerge en la peor de las aguas, la de la real sequía. Y solo a través de la lucidez, de los ojos abiertos, solo a través de ellos, esa conexión con nuestro exterior más inmediato. Podremos saber si es verdad lo que se siente, o lo que se ve en definitiva.
Cuesta entender en que momento del mundo se juntan nuestros placeres. En que rama, en que árbol. País, o pájaro se ubica la coordenada de este delirio.
Francamente uno huele solamente lo que conoce, el resto termina siendo un olor más.
No nos llenan los perfumes, los sonidos de liras, los libros al pie de la cama. Las velas gastadas, y las cortinas que no esconden sino cubren. No nos damos el tiempo a tanta simpleza.
Solo el alcohol trae ambigüedades a nuestro corazón. Luego nada cambia nuestra visión a todo. Somos tan inconclusos. Nada es todo, somos pequeñas partes, y de esas partes somos tan solo algo.
Entonces el mundo, se torna disfraz, y cada uno de nosotros intentamos ser un atisvo de nosotros mismo.

sábado, 24 de noviembre de 2012

Finalmente, triunfa la ética



Por Osvaldo Bayer
Siempre me gusta repetir una frase que he comprobado que se hace realidad a través del tiempo. A veces tarda años, siglos, pero finalmente la ética en la Historia da su última palabra, es el juicio final que queda para siempre. En la Argentina lo estamos comprobando en el caso de los dictadores de la desaparición de personas. Y, al mismo tiempo, la Historia está dejando al desnudo a una figura tenida casi como nuestro héroe máximo (ver el tamaño de nuestros monumentos, por ejemplo). En este aspecto me refiero a cómo los historiadores, los docentes y muchos sectores de la población han reaccionado contra Julio Argentino Roca y han empezado a dudar de los valores absolutos que se adjudicaron siempre a un Sarmiento, a un Mitre y a otros protagonistas de aquel período del denominado “progreso” argentino.
Bastaría, por ejemplo, describir el acto que se acaba de realizar en el Teatro Español de Santa Rosa, La Pampa. Estuvo presente hasta el propio intendente de la ciudad, Luis Larrañaga, y hablaron representantes de todas las etnias indígenas de esa región. Pude participar para leer algunos documentos que lo dicen todo: que la denominada Campaña del Desierto fue un verdadero genocidio que desgraciadamente cometieron los propios argentinos con los habitantes originarios de estas extensas tierras. Campaña que se hizo con la co-financiación de la Sociedad Rural Argentina y que al final terminó con la entrega de 40 millones de hectáreas a estancieros de esa entidad. Esto por supuesto causó la muerte de miles de habitantes de nuestras pampas. Además, un hecho que manchará para siempre la figura de Roca y la del presidente Nicolás Avellaneda es que con esa campaña se restableció la esclavitud en la Argentina (eliminada por esos patriotas de la Asamblea del año XIII), esclavizando no sólo a los hombres indígenas, sino también a sus mujeres y a sus niños, a los cuales se los entregó a familias de Buenos Aires como “mandaderos”.
Los argentinos, pues, fuimos capaces de esa infamia que habían establecido los conquistadores españoles en las distintas formas esclavizantes: encomienda, mita, yanaconazgo, etcétera. Occidentales y cristianos.
En el acto pampeano, territorio parte de la campaña de exterminio de Roca, se propuso que la avenida Roca, continuación de la misma avenida llamada San Martín en sus comienzos, pasara a llamarse en todo su trayectoria con el nombre de nuestro Libertador. Pero claro, siempre hay una oveja negra en el rebaño. Fuera del acto, el viceintendente Angel Baraybar hizo declaraciones contrarias con los argumentos falsos de siempre. Dijo que Roca no fue autor de un “exterminio”, porque todavía “hay indios”. Una cuestión de léxico para el señor “representante del pueblo”. Como si no fuera lo mismo matar a 15 mil personas que a 20 mil. Como sostienen algunos: “Hitler no mató a 6 millones de judíos, fueron sólo 2 millones”. O como sostienen otros: “Los turcos no mataron a más de un millón de armenios, sólo a 60 mil”. Como si no fueran los mismos crímenes matar a 2 mil o a 10 mil. Además, sostuvo el estúpido argumento de que “los mapuches no eran argentinos, eran indios chilenos”. Señor Baraybar: los pueblos originarios no tenían “fronteras”, son etnias, no tenían marcados límites con murallas o con hitos vigilados por miles de uniformados en la irracional tarea de cuidar “esto que es mío”. No eran ni argentinos, ni chilenos, ni bolivianos, eran etnias distintas. Además, señala que a Roca le debemos la frontera definitiva con Chile. No, Roca habría sido un héroe racional si hubiera cumplido con el sueño de aquel gran libertador, Bolívar: los Estados Unidos Latinoamericanos, y no estar divididos con fronteras totalmente artificiales. Para qué fronteras. Para darles una tarea a los ejércitos, ya que en vez de las armas entre los pueblos debería existir sólo la mano abierta.
Pero el egoísmo, el ansia de posesión, la muerte del otro como medio de lograr honores no pasan a la historia definitiva. Sólo aquellos que tratan de cumplir con los principios de Igualdad, Libertad, Fraternidad son los que pasan a la Historia definitiva. Y esto quedó claro en el acto de Santa Rosa, cuando hablaron con el mismo objetivo representantes de diversas organizaciones étnicas y nosotros, los que “bajamos de los barcos” y que somos argentinos tanto como los que pueblan estas tierras hace miles de años.
Y así, día tras día, se van sucediendo los actos en todo el país de los que desean terminar con el racismo oculto y no dar razón a los que finalmente se quedaron con la generosa tierra gaucha y le pusieron alambrados para decir “esto es mío, mío, mío”. Por ejemplo, el acto que se llevó a cabo en la ciudad bonaerense de Coronel Rauch, que lleva el nombre de ese despreciable militar y mercenario europeo contratado por Rivadavia para “exterminar a los indios ranqueles”, como dice el decreto de ese primer presidente argentino. Fue un acto vibrante, pleno de docentes, padres, madres, jóvenes, empleados, obreros, hombres de los sindicatos, es decir, gente de pueblo. Todos quieren vivir en una ciudad que no tenga el nombre de un mercenario asesino sino de alguien que dejó para siempre señales de respeto a la vida y a la naturaleza y luchó por el bienestar de todos y de la cultura. ¿Por qué hay ciudades y pueblos en la llanura bonaerense que tienen nombres de los oficiales de Roca y no poseen los hermosos y poéticos nombres con que los pueblos originarios denominaban esas regiones, lagos y ríos? ¿No es más bello el nombre de Nahuel Huapi, para un lago, que lago Perito Moreno, lago Roca, lago Gutiérrez o lago Fagnano, como fueron bautizados por aquellos que fueron beneficiados por la llamada Campaña del Desierto? Por supuesto, en la Argentina dominan nombres de militares, de presidentes, de curas o de dueños de la tierra. Y no la ética, la poesía, la música de la naturaleza como principio fundamental de la vida, sino los cargos, la devoción ante los que mandan. En la iglesia central de Bariloche, una ventana tiene la figura vitral del general Roca, y en otra, la del presidente Avellaneda, el mandatario que aprobó la campaña genocida “del Desierto”, de Roca. Está todo dicho. El genocida y su aliado civil como ejemplos a seguir, en la Casa de Dios.
Pero no sólo el pasado histórico está siendo revisado sobre el comportamiento ético de sus personajes, sino también nuestra historia más reciente. En el colegio secundario Julio Argentino Roca –sí, tal cual, en el barrio capitalino de Belgrano R– se recordó a los 18 estudiantes desaparecidos por la última dictadura militar. Fue muy emocionante. Al comenzar el acto, alumnos pasaron al frente con los retratos de esos jóvenes luchadores por un país igualitario. Los “desaparecieron” las bestias uniformadas y sus secuaces civiles, los torturaron bestialmente, los arrojaron vivos desde aviones al mar. Y ahí están ahora, aplaudidos por todos. Hablaron docentes, el presidente del Instituto para la Memoria, alumnos y escritores. Y uno de ellos puso el dedo en la llaga. Dijo que cómo ese colegio podía llamarse Roca, el desaparecedor de los pueblos originarios, y su retrato colgado en las paredes junto a los de los alumnos desaparecidos. Ironía macabra del destino. Ese vergonzoso actuar de los genuflexos que premiaron a un genocida todavía es aceptado por los que afirman que “en Historia hay que mirar para adelante”, como dice el señor Macri, cuando la ética nos enseña que hay que aprender de la Historia para jamás volver a cometer errores tan oprobiosos. Pero, a pesar de los que la niegan, vemos que, finalmente, la ética siempre triunfa.

viernes, 23 de noviembre de 2012

Vivir no solo cuesta vida. Cuesta aprender, comprender, atender, dedicarse al otro.
Regar el amor, contemplarlo, protejerlo del paso del tiempo.
Redescubrir la pasión, encontrarse en la comunión primera y salir a flote.
No dejarse llevar por el cansancio, por el desgaste, por la misma frase, por la misma cara, por el mismo gesto. Romper con el sonido de la montonía.
Vivir, sin duda, es algo más complejo que vivir. Al que solo le cueste vida, es un vegetal humano.
Usar la paz, la armonia interior, hasta que hayamos logrado recuperar nuestro ser auténtico, nuestro sur.
Sino la vida es soledad. La vida se apaga, y se nos van de al lado los que más queremos.

domingo, 18 de noviembre de 2012

Rockería de Bernal

Arrancamos en la camionetita de un pibe del barrio y de la escuela, amigo de los amigos, esa cosa que tiene la adolescencia, sin conocerte te conoces por conocidos.
Desde atrás, estabamos dos amigas, yo, y cuatro pibes más, uno de ellos mi mejor amigo, que medía dos metros, si, no exagero, dos metros. Sus piernas ocupaban tanto que fue divertido entrelasarse para poder estar bien.
Era pleno invierno, o el frío que sentiamos al estar atrás me hace recordar que lo era.
Envueltos en un trapo, cantando el mambo de la botella. Recuerdo que me gustaba fanfarronear con canciones que solo los que escuchaban de posta una banda sabían. Y ese flaco, ese que te interesa se la sabía de pe a pa, y me hizo la gamba y la cantamos entera. Siempre luego lo recordaríamos como una de las cosas que nos comulgo para toda la vida. Aunque haya durado solo años.
Pasamos por una villa infinita, sin luces, una ruta bien oscura, y el frío siempre persistente. Pero tan metidos en el rock, que no había ni miedo, ni sobre saltos. Cuando llegamos estacionamos la camionetita, y recuerden el detalle de camionetita por el final de esta preciosa historia de recital.
Nos fuimos a hacer la cola para entrar. Muertos de frío. Pero llenos de felicidad. En ese momento de la vida, cualquier cosa simple era motivo de azaña.
Seguíamos allí, hasta que uno, siempre había uno..Pelo un fuego y quemo un par de gomas tiradas en el lugar. Como en una especie de corte de ruta, pero sin ruta, solo con rock. Y nos guaresimos, apretados contra ese fuego del caucho, con un olor impregnante, y el humo negro, que sin mediar distancia, pinto de color mi nariz y mis labios. Y estabamos sin dudar sabiendo de nuestras presencias. Y algo se corto, por mi nivel elevado de ingenuidad de ese momento, los 17 son lindos para safar de todo. Y ya casi cuando nos convertiriamos en estalactitas humanas entramos.
Al ingresar, cuadros de bandas milenarias, una pintura sobre otra, y muchos hermanos, de sangre, de barrio, de pasiones, de costumbres. De maneras, de vida.
Buscabamos ver el show desde el mejor lugar, y como lugar había mucho, y calor sobraba, y eramos todavía contados, todavía se podía mantener lazos entre esa cantidad. Más tarde se iba a complicar.
Con las pibas, con esas que no usaban el prejuicio y seducian desde un lugar barrial. Sin flequillo identificatorio, sin pañuelos, ni lenguas, ni esteriotipos, eramos pocas, pero bancabamos esa parada.
Y los momentos de licergia, sin presumir de drogas. Esos que te estallaban la risa más bonita, la interior…Un flaco de medio metro de altura, casi como yo, me levanta sobre su hombro, me siento un cajon de sodas, y le pego para que me baje..Mis amigas sin creer que alguien tan pequeño pretenda levantarme de prepo. Y yo riendo y cayendo del aire..Una extraña situación y risas en forma de aplausos a la diversión. Que llegaba desde el escenario. Desde la buena onda de todos nosotros. Eramos jovenes, queríamos amor, divertirnos, y cantar canciones. Queríamos que sea toda la noche noche, no queríamos que se terminará, pediamos mucho más repertorio del que la banda tenía.
Eran las viejas, era el sur del conurbano, era en la rockería de Bernal, fue una noche preciosa.
Y al terminar nos reunimos con los otros.
El dueño de la camionetita no venía. Y decididamente, cuando pensaba que el delirio había concluido. Mi amigo de dos metros, junto a los otros pibes bajaron de la vereda a la camionetita. Era tan chiquita que pudieron bajarla con la fuerza.
Al llegar el flaco, me tente tanto de la risa que me sigue dando risa la situación.
El flaco se quedo pensando si la había estacionado ahí o algo había pasado. Nadie le dijo la verdad. Yo llegue a casa y me seguía riendo. Y nada quedaba definido.
Pero estaba todo dicho.
Los dulces 17 y el rock que me venía acompañando hacia ya unos años, me hacian madurar el amor. Era todo feliz. Nada se desvanecia. Y sabía que todas las noches iban a ser así. Y hubo mil más. Pero esa fue una muy linda y digna de recordar.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Defendamos la vida

El que le pone ideología al mal. A la maldad sobre todo, ese tipo tiene una profunda falta de amor. Ni siquiera hablo de odio. Es una gran incapacidad, que noto, se va heredando, se va arrastrando por varias generaciones.
Mucho incapaz me quiere someter a su tortura, la peor, sobre la cual muy poca defensa tengo. Es escucharlos.
Ya empiezan mis oidos a querer taparse. Quisiera no entender lo que dicen. Quisiera no poder escucharlos. Quisiera alejarlos aún más de lo que lo hago.
Yo admito respetar las ideas diferentes. Pero no me quiero someter a la maldad dicha, a la palabra como tortura. A la reivindación del asesinato. Al festejo de la muerte.
Brindo por la vida, por la tuya, la de todos y todas. Y también por mi vida.

jueves, 8 de noviembre de 2012

Esta vez si que te toco el 8

Tengo mil motivos para no ir, sumo uno fundamental:

La lectura de Hebe de Bonafini estuvo centrada en los represores. En una carta abierta, la titular de la Asociación Madres de Plaza de Mayo dijo que los convocantes son, centralmente, sectores ligados a la dictadura. “Son los que no quieren que se condene a los asesinos. Por eso la marcha es el 8 de noviembre, porque festejan el cumpleaños de (Alfredo) Astiz, el hombre que secuestró y asesinó a tres de las mejores Madres de Plaza de Mayo, Azucena Villaflor de Vicenti, Esther Ballestrino de Careaga y Mary Ponce. Y también conmemoran la muerte de otro asesino, (Emilio) Massera”, advirtió.

Qué me dicen de la convocatoria espontánea???

martes, 6 de noviembre de 2012

Gente sombría

Competir, superar. Dejar a todo atrás. Cerrarse. Irse a vivir juntos pero solos.
Esteriotipar. Cumplir metas. Dejar la vida en estas pocas miserias.
Sufrir lo menos posible, ser alegres aunque no corresponda.
Correctos, formales, lujosos, comodos, petrificados. Inamobibles. Burgues todo burgues.
Buscar cuotas, facilidades, estandares. Amores raudos. Belleza por doquier.
Criticar sin morderse la lengua. Desperdigar veneno sin sentir culpa. Acumular ira en billetes y en vacaciones por gozar.
Y una cruz para el momento preciso. Y todos ahondando solo al final.
Así, con tanta fatiga y fastidio busco sensibilizarme en un mundo con un planteo tan cruel.