miércoles, 20 de junio de 2012

Espíritus y ballenas

Las teorías pueden dar caída a cualquier ideal armonioso.
El amor se atribuye como propio siempre lo que es, ni más, ni menos.
De esa manera, el amor y el mar tienden a unir su caudal, siempre se juntan, sus salinidades no son solo de lagrimas, también son de transpiración.
Con una playa de fondo, se arma un corolario de latitudes exactas, con interminables cuestionamientos, miradas, y diminutas expresiones. Gloria alcanzable y plena.
La bahía lista, y ellas tan gigantes enjuagadas en ese argumento que les da vida.
Ballenas, sin hipocresía, sin desmesuras, sin superficies, todo en ellas es profundo.
Y el clamor espiritual de lo que viene a ser. Ese clamor, en una onda pasión que une y nunca desentona. Porque ballena no es determinante, es simplemente una opción entre muchas.
Cuando divisamos lo único que ellas tienen, cuando sinceramente y con el corazón interprete de por medio, vemos su especial belleza. Decimos, amor, mar, corazón, ballenas, corolario, sal, bahía y profundidad.

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