jueves, 8 de septiembre de 2011

Que Noche la de Anoche.

La noche es cabeza, es esa negra catinga que todo buen poeta, o mal poeta añora y la torna irremplasable.
Sobre su manto impiadozo pasan los jovenes a volcar todo su espíritu, y todo meláncolico a revisar su caudal de anécdotas sonámbulas.
En una noche descubrí la fuentes de vicios perdidos, también me enamore y me traicionarón. Siempre de noche, precisamente porque la noche no es careta. No acepta reclamos, ni reproches. Es anarquía pura.
Es esa fisura que todo humano lleva dentro. Hasta el más rescatado tiene una noche escondida en el cerebro.
En ella se abraza el instinto al cuerpo, para que el día rescate todo ese improperio. Pero nadie ha de reconocer que libre se siente una noche sin prejuicios y suelto de boca y corazón.
Aunque los finales no sean felices, aunque nos haya hecho más temerosos. La noche nos deja una enseñanza.
Si no nos mata, cuando sale el sol cobramos vida nuevamente, para repetirla, o para simplemente sonreir y decir que NOCHE LA DE ANOCHE.

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