El tipo era una revolución. Hoy solamente, ilustrado por la tv como un gordo ex adicto de la madre de todas las adicciones, con una memoria hecha añicos y un amigo de esos que ayer repudiaba con afan.
"Los amigos del barrio pueden desaparecer"... Que frase triste y comprometida cuando fue dicha la concha del mono, y ese piano enérgico que te deja el alma allá arriba, ni a dos centímetros de distancia.
Igual sigo confiando que su arte perdura más allá de las habladurías presentes. Me gusta seguir confiando en la racha de buena gente, aunque la actualidad sea un desmenuzado de todo aquello.
Por qué la vida se encarga de matar o de endemoniar a esos que eran una grandeza? Quizás haya que absorver lo mejor en el mejor tiempo de cada quién.
Aguante Charly, sigo bancandote capo. Tu arte es trascendente y no se olvida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario