jueves, 14 de julio de 2011

Sentimientos iniciales

Con esto de la maternidad se me despertaron varios sentimientos nuevos y algunas sabidurias, o saberes que jamás había tenido acceso por cuestiones de no haber estado antes en este dulce camino a la espera, del encuentro más real, hermoso y permanente en mi vida.
Todo ello me remontó mucho a mis origenes, y a replantearme ciertas actitudes a cerca de como fueron mis incios y como son los de Dante hoy.
Los míos estuvieron marcados por la ausencia, por la falta, por la soledad y la de arreglarse en un mundo, bastante desarreglado.
Y pienso, ¡qué bueno!, ¡qué lindo este el mundo de mi hijito! Mucho más dulce, más de espera, más de amor, más de nido armado, y dónde lo principal va ser sonreir, dormir, estar acompañado y llenando de luz espacios oscuros y sumar a los ya iluminados.
Espero no ser tan demanDante, valga la redundancia del final, porque tengo en claro que no viene a suplir, sino a sumar, a darle un toque distinto a mi vida. A enseñarme, pero no a decirme todo, a dejarme algún misterio seguramente por develar, a comprometernos ambos en su aprendizaje, ayudandonos mutuamente, a seguir integros y completos como esta semilla que se aferró en el momento más coherente y comprometido de mi vida.
Y cuando ves que otras vidas tuvieron todo esto del incio lindo, y luego se les produce el desequilibrio por factores externos o propios. Les deseas que encuentren ese equilibrio de sus inicios y valoren profundamente haber sido cosechados en una tierra fértil de amor. Y que no disipen su penar por tierras que no son de ellos.
Mis inicios no los puedo corregir, las ausencias estuvieron y estarán conmigo, pero ya no las dejo ser parte de mi propia tierra, de mi sentir. Quizás vuelven en algún pensamiento triste, algunos días, a dar sombra a mis árboles, a mis animales, pero se trata simplemente de eso, solo sombra, luego vienen todos mis soles a recobrarme el sentido de lo logrado, de lo conseguido.
Si recordamos de dónde venimos, si sabemos de desde dónde y desde quienes, fueron hechos nuestros simientos. Nuestra semilla por quien fue arrojada a la vida, y sabemos definitivamente con cuanto o con que falta de amor se hizo, sabremos restablecernos como humanos, como seres complejos, inciertos, pero siempre equilibrados, porque un origen siempre pide un fin.

Este es mi regalo para mi nenito.
Dante te doy un origen lleno de dignidad y de amor, y siempre te lo voy a recordar, para que lo uses como bastón cuando lo necesites, sin número, ni veces, cuando vos lo pidas ya está en vos.

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