sábado, 15 de marzo de 2014

Se recurría hasta su llegada a este mundo, a la imaginación de lo anterior, a la cultura vieja, Nadie sospechaba que su ingenio podría deshacer todo eso y derribar lo viejo para trazar así un nuevo y gran horizonte.
Uno solo, o muchos junto a él, reflejarían exactamente la línea sin tiempo. Claro la línea esa estrecha línea.
Ya no del tiempo, ya no de nadie. Libre como lo que no se acostumbraba a sentir-decir, hasta allí.
Caminaba por una nieve inmoral su personaje, vestido a penas de lo conocido, y desconocido a ese momento.
Audaz, inmejorablemente audaz, lo que lo llevo a morder el plomo de los pérfidos.
De esos tipos que venían a derretir y a desmalezar todo ese paisaje revolucionario que crecía por estos sitios, sin barreras.
Tuvo que pasar ese destiempo, esa falta de organización. Tuvo que recuperarse esa audacia perdida, tuvieron que algunos atreverse de nuevo, para que hoy lo vuelva algún pibe a saborear sin miedo, sin arrebatos, sin muertes.
Solo con vida, con respeto y leyéndolo, disfrutándolo como solo lo que era. Un artista, dibujante, escritor y sumamente un flaco audaz.

Te amamos. Eternautamente entre nosotros.

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