Hay días que siento músicas dulces dentro de mí, y se me
nota al mirar. En vivir, en salir a pasear con la misma cara, pero con algo que
decir.
El humor me llena de ganas, la lluvia moja y salpica
alegría. Cualquier adversidad es salsa y merengue. Dulce y salado, amor y
gratitud.
Pero viene finalmente la noche, aquella impiadosa.
Se asoma junto a los que no están, no estuvieron o se fueron
sin decirme un poco de nada, y todo el silencio de horror.
Tanto ciclo ininterrumpido a veces mata, vuelve loco a cada
segundo, y se va y retoma fuerzas para recordármelo siempre.
Quiero ser más noble, más joven de alma, de criterios
incuestionables. Que todos hagan la excepción de mirarme con la mirada esa de
comprensión que yo a veces tengo.
Pero no pasa, es un bondi que no pasa.
Me suena que no se vivir tan bien la vida, o tan como se
debe sentir.
Y caigo, y salgo, me destapo, vuelvo a hundirme.
Es acaso lo mío, un poco desprolijo, por no decir,
desaliento eterno.
Más allá de la farsa del equilibrio que nos vende el neoliberalismo espiritual actual, las personas como nosotros elegimos todos los días caminar por la vereda de la vida, con sus subidas y con sus bajadas...
ResponderEliminarLo condenable es la no decisión, la falta de convicciones, la neutralidad... no es el sentirse trsite algún que otro día del año...
Ovidio.
Uh que haces Ovidio?? Ahora te cambiaste de nuevo el nick...No entendí este sistema en el que estas metido..Una persona mayor como yo, gracias que entiende como subir algo acá y ya. Jaja.
ResponderEliminarY si, esto del equilibrio es como vos decís...Todos te la venden de que son re corazon-mente equilibrados, pero a mi no me pasa, y a veces pienso que yo no se jugar como juegan todos. Y me frustra un poco a veces. Otras trato de construir la vida con ese desequilibrio, y voy de a poco, quizás con más esfuerzo, logrando cosas en el camino.
Gracias por tomarte el laburo de leer mis deformidades.