sábado, 4 de octubre de 2014

Hay gente que vive preocupada por no dejar rastros de sus verdades. Y otras que luchamos por sacarlas a la luz de la mejor manera.
No se puede subestimar al amor, ni evitar dolor dónde se ha producido una rotura.
Es imposible reprimir la libertad de sentir tanto tiempo. Un cuerpo no lo tolera sin tortura tanta tensión.
Ojala que mis palabras, mi dulzura, y mis caricias llenas de amor, hayan sido la calma necesaria para tomar decisiones furiosas. Decisiones que saquen la tormenta y traigan el viento que arrasa con esa nada que es aún hoy.
Ojala que nada haya sido en vano, y que la vida sea un festejo. De este amor nacido de manera incorrecta, pero con total contenido y profundidad.

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