lunes, 14 de enero de 2013

Solo se que, no se que

Poco queda ya de mi. Mis palabras se borronean con este paso del tiempo, en este alejado mundo que me insensibiliza día a día.
La noche es tan asombrosa, que no hago más que dormirla. Ni contemplar su esplendor, ni escuchar su extenso silencio. Ya no lo se.
El amor, la inocencia, son palabras que se buscan recuperar con cada amanecer. El amor a todo, el amor a seguir, a esperar, a un futuro. A lo inolvidable. Siempre somos alguien inolvidable para alguien. Eso es una idea que me enamora demasiado.
Tuve dolores tan agudos, carencias tan hondas, desencuentros tan sonantes. Que hoy, a veces, cuando me quedo quieta y sola. Debajo de mi cerebro surge un miedo, una desprotección. Una incomprensión a mi misma, que abruma cualquier pensamiento bueno, malo, o simil a una idea.
No me duele saber, me duele pensar que se. Y allí en ese no saber-saber, surge un irremediable no se que.

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