lunes, 7 de enero de 2013

EL ÚLTIMO EXISTENCIALISTA ROMÁNTICO

No es un ídolo, algo irremediable. Ni un órate.
Su saber nada tiene que ver a cualquier intellegentia. Sus palabras jamás tendrán frases célebres. Porque a las frases, de vez en cuando se las suele mal tratar. Sobre todo cuando se las castiga con el fuera de contexto.
Todas las palabras que dice o escribe terminan en flor, conforman un detalle poco visto, y casi imperceptible.
Un vago de otros mundos deambulando por el nuestro. Ese lujo cartesiano, poco tiene que ver con lo real. Pasea de la mano del atrevimiento, la rebeldía y la osadía de sobrevivir con una coherencia que le duele a más de uno.
Dibuja textos a los oídos de nuestras debilidades, paladear ese placer es inevitable.
¡Qué lindo! es este todo y la nada. La existencia y la angustia del irse y saberlo. La libertad y el sujeto, las palabras que nos dicen y las nuestras.
Pero sobre todo el no dejar de apasionarse ni preguntarse por lo que llene el vacío y la angustía que nos causa vivir.
                                                   Para vos mi gran héroe de mi tiempo, José Pablo.

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