miércoles, 3 de octubre de 2012

Me causa un gran repudio la delicadeza que se tiene para con las mujeres ricas, o de clase media. Y la crudeza inescrupulosa de gran parte de la sociedad para mujeres de bajos o nulos recursos económicos.
Los tacones de zarcani no son señal de ninguna grandeza, o sí, y por eso debo ser acribillada por cualquier mal parido de estos que rodean todas las manzanas habitadas de esta ciudad, suelta de sarcasmo y atada de prejucios.
Pero ellas mientras, padecen una cuestión imperdonable. Haber nacido mujeres y encima pobres. Una condena social, toda en sí misma.
Sucias muchas, con su dentadura incompleta, seguro por el calcio perdido por el embarazo, los trastornos de la droga, la violencia de genero, el olvido propio de su condición, y sobre todo algo que nadie se anima a sospechar, que ellas esperan un abrazo lleno de afecto. Mujeres incompletas.
Pero mientras las muertes que lloran los espirituales seres humanos de puertas para adentro. Son solo las que el noticiero apuntan como tragedias...las otras muertes, las que se encuentran a mano del olvido, seguramente las lloremos poquitos en silencio...Sin muros de facebook, sin charlas en el desayuno, pero con la conciencia de que todo eso era evitable con inclusión.
Gracias Cristina por plasmarlo en la asignación por hijo. Es darle lugar a todas esas mujeres olvidadas, incompletas, pero humanas, lindas y sensibles.

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