Laberintos del alma, un pianista que es chopin, para ella, solo para su alma. Para su ajenidad, para su poca fuerza.
Ya nadie va entender eso de Santa Mónica, ese desenfado, ese lugar diferente, esa vida que hizo, pero que en su muerte deseaba otro final.
Así van mucho otros por la vida, buscando otro final.
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