lunes, 9 de enero de 2012

Arte sin vuelo


Una vez y siempre, ella se maneja por impulsos y deja sola su especie. Deja sola su imaginación, por un arte que no le correspondía, o si, pero por  dormir se le diluyo de sus narices.
 Critica lo ajeno, como ensayo moral, como justo, como la verdad a secas. Cómo todo aquello que se deja en la mesa y no se discute. Y el bocadito que puedas meter es escupido por su veneno.
Esta sola y se lamenta por lo que hubiera sido. Está sola y sin conflictos o rellena de ellos. Pero a las sombras con tenacidad se aferra una y otra vez.
Plena de inconsciencias, plena de vandalismos, de mentiras, de sornas, de infortunios. De eso que se amasa y destruye en el interior. Hoy se va, la orilla la arrastra a mares sin fondos.
Y pienso, si el destino es bueno, o si cada uno lo forja lindo o feo según las ganas que le heche a ese asunto. Pero tiemblo de pensar en el tiempo perdido o acepto la derrota de otra equivocación. Alguna de las dos me tendrá que gustar. Pero las dos no combinan en mí.
De eso no se habla en las teorías ni en ninguna ciencia, se quiere quizás atravesar un roce de todo ese desbarajuste, pero comprenderse a uno mismo como actúa, lleva plena desconfianza propia y trabajo mental insalubre.

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