sábado, 8 de enero de 2011

INTER CHARLAS

Hola, ¿sabes cuánto te necesito? Y miras desafiante después de ese pensamiento.
Decis blasfemias, arrojando un jarrón de ironías.
Es así que el interior se comunica solo para vos. Dulcemente, sonoramente.
Y se desintegra al llegar a tu garganta, convirtiéndose en un asco tu imagen.
Muchas charlas internas son buenas, y se desfiguran en la voz.
Porque la coherencia es de pocos. La coherencia de interior-exterior es de valientes.
Y ¿cuánta charla tenes sin demostrar?
Y ¿cuánta charla callas?
Y ¿cuánta charla decís?
Y ¿cuánta es pura mentira?
Las palabras dichas muchas veces son desdichas, porque no privilegían la verdad del corazón, no privilegian lo natural de vos.
Privilegian toda la condición que sobrevuela en tapas de diarios, en las miradas de otros, en los enemigos, y en los amigos.
Y te dejan desnaturalizado, inhumano, impuesto, sometido, hablado por esos otros.
¿Qué dirás entonces, para salir de esta inautenticidad?
Eso no es asunto tuyo, lo charlo con mi interior.

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