jueves, 30 de enero de 2014

Encontrarse en un mundo de capitales y cuerpos capitalizados es diferente para mi. Tengo en la piel algo muy sencillo, y parece que no alcanza. El blanco y flaco delirio que contagio el europeo, y las ideas e inconciente de un nativo.
Y ese menjunge, esa mezcla sin sabor, que te demuestra tranquilidad, al llegar al fondo es toda alegría.
Al mar y al mundo, todo es absurdo, tal vez desear deseos sea muy humano. Yo mientras tanto sigo buscando en el pueblo.

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