Cuanto me cuesta convivir con los humanos, soy esa ballena que habita una tierra que la somete, que se le viene encima, con la duda y la decisión de los caras de piedra.
Que no encuentra escapatoria, solo miradas incinerantes, castigos crudos, y crueldades en comentarios mal dichos.
Tengo piedad cuando tendría que tener piedras, llego a destiempo cuando tenia todo el tiempo del mundo.
Mis decisiones son la vaga sutileza de haber hecho lo contrario, de estar equivocada, de enojarme y no hacer nada, de sentirme desalmada con quien se desalmo antes conmigo.
Así a fuerza de error sin prueba, de peor que nada, de todo y luego más nada.
Avisoro que todo juega para desprenderse de mí, aunque mucho se quede, y este a mi favor.
Será que mis pasiones y mi humor son viento y mar que me sacuden con cada día?
O será que todavía tengo que aprender a pura vivencia que el mundo es complejo, que soy realmente de raza humana, pero de corazón ballena.
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